Transitando el deporte y la educación no formal en el club toda su vida, David Pernitchi lleva más de 10 años como profesor de fútbol en Macabi Noar.

Un poco tímido para recibir reconocimientos pero extrovertido y líder para manejar un equipo; entre risas y en confianza, David expresa la comodidad que siente al trabajar en el club; lo importante que es la relación con sus alumnos, entre el equipo y la importancia de trascender enseñando los innumerables valores que hay detrás de la pelota.

Una vez concluidos sus estudios, David arrancó a dar sus primeros pasos en el club como profesor a los 23 años de la mano de Martín Baulies. Por qué elegiste enseñar le pregunté. Es una buena pregunta me contestó. Suspiró unos segundos y agregó “siempre me gustó mucho el deporte. La Educación Física es mi manera de estar ligado a eso y combinarlo con la hadrajá. Me gusta enseñar porque creo que uno trasciende al estar frente a un grupo; más allá de que los chicos jueguen bien o mal. Lo que uno pude trascender en formarlos y ayudarlos a generar fortalezas mentales tanto a nivel individual y grupal, es algo que me reconforta”.

Sintiéndose muy cómodo con las fortalezas profesionales que desarrolló con los jóvenes a lo largo de su carrera, Pernitchi es actualmente profesor de fútbol de toda la edad del secundario y de todas las categorías de Fútsal en nuestro club. Él considera que los famosos “tercer tiempo” son todo. “El tercer tiempo es una inversión al grupo, algo positivo que fortalece el equipo y las relaciones interpersonales. La energía que allí se forma es lo más importante.” Generando condiciones y buenos caminos para conducir al grupo en una edad donde el juego comienza a deteriorarse y  los chicos empiezan a competir;  David asegura hacer muy bien su trabajo tanto como Andrés y Guillermo (Profesores de fútbol de las categorías más jóvenes) hacen muy bien el suyo, “si invirtiéramos roles quizás el funcionamiento no sería el mismo.”

David es profesor en Macabi, en la escuela Manuel Belgrano, Personal Trainner y a su vez, es voluntario en una fundación para personas con trastornos alimenticios. Para él, combinar el deporte y la salud,  saliendo un poco de la competencia  hace bien. “La salud es más transparente y es algo que me equilibra un poco.”

Muy compenetrado con su equipo y jugadores, Perni disfruta de cada partido como si se tratara de una exorbitante final. Considera primordial generar un equilibrio entre la educación, el disfrute y  la competencia. “Trato de generar siempre un buen clima, que todos jueguen sin importar si el partido lo estamos ganando o no. A los chicos, incluidos los de fútsal que son más grandes,  siempre  les digo que son unos privilegiados de poder hacer lo que les gusta y en la condiciones que lo hacen, trabajar y al mismo tiempo poder disfrutar de jugar con amigos que comparten los mismos valores y sentido de pertenencia que uno, no tiene precio”

Convencido de poder aportar y crecer mucho, apuesta por estar en Macabi. “Esto para mi es más que un trabajo, es en cierto modo mi aporte comunitario. Mi pasión y amor por  la institución es muy complejo de dejar a un lado. Acá trasciende otro disfrute”. Lo miré y  pregunté qué es el club para él más allá de lo profesional. Río diciendo “No voy a decir que es mi segunda casa porque en algunas cosas es la primera”. Guardó silencio unos segundos y añadió “El club es el lugar que me representa. Es el lugar donde uno se hace transparente. Caminar por el club es único, es un lugar en el que uno quiere estar y eso hace que se disfrute aún más, ya que no en todos los lugares uno quiere estar.”

Empezamos a hablar de anécdotas y recuerdos; inmerso en ellos, se reacomoda en su silla, sonríe y dice “Hay muchos, de chico, como madrij y como profe. En el club viejo me acuerdo que Rosa me daba las pelotas cuando yo tenía 7 años. Se las robábamos y ella salía a corrernos porque siempre se nos iban al barranco y nunca volvían”.  Interrumpí y le pregunté sobre algún viaje con los chicos. Automáticamente  empezó a reírse de nuevo “Hace tres años viajamos a Chile con Fútsal, éramos 24 en total. Nos habíamos divido las tareas de logística previas al viaje. Cuando llegamos al hotel nos encontramos con que solo nos habían reservado una cama para todos. Estuvimos muchas horas sin saber dónde dormir, pero entre nervios y todo termino siendo gracioso pero muy desgastante en su momento”

Para cerrar le dije si quería agradecer a alguien. Me miro y tímidamente dijo “Voy a tratar de no ser cursi” Le sonreí y se largó  “Todos los alumnos que tengo me llenan de energía y forman parte de mi vida; son muy importantes. Los cuido como si fueran mis hijos y la relación con ellos y el cariño me lo voy a llevar conmigo siempre. Agradezco al club que siempre me dejó trabajar cómodo y eso me hace sentir muy bien.”

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