Sumergida en grandes anécdotas y recuerdos; Romina Levy, morá de Rikudim con más de 10 años de trayectoria se encuentra finalizando su último año en este gran camino. Con 29 años y un destacable recorrido comunitario; creció y se formó en un marco judaico muy conservador y tradicionalista. “Me define mucho el hecho de sentir la necesitar de no solo practicar el judaísmo sino también transmitirlo.”
Sociable y apasionada por trabajar en equipo y compartir ideas, define rikudim como su cable a tierra contando la energía y pasión que siente por esta actividad. “Esta danza folclórica y popular que une a personas a través de los pasos y emociones en todo el mundo, es algo increíble.”
Sintiéndose afortunada por haber compartido y disfrutado junto a diferentes grupos y grandes compañeros de trabajo; Romina afirma haber aprendido muchísimo de todos ellos a lo largo de todos estos años hasta la actualidad. Para ella, “rikudim es un espacio que va más allá del aprendizaje, es también un ámbito social en donde me gusta generar un buen clima en el cual todos podamos disfrutar y estar cómodos.”
Dirigiendo la Leaká Sinapzia hace cuatro años y actualmente el Ulpán de Morim, Romi las define como una tarea desafiante a través de las cuales busca transmitir esas ganas, pasión, responsabilidad y “ese no sé qué” que no se puede explicar en palabras. Rikudei Am es mucho más que música, que un baile, son sus clasificaciones, sus influencias e historia; un movimiento que engloba mucho más de lo que la mayoría piensa.
Muchas han sido las herramientas para su vida en general que le ha dado la educación no formal en Macabi Noar. Es por ello que considera que lo más importante y primordial es el espacio social que ofrece nuestro club. “Un ambiente en donde la gente se encuentra independientemente de su grupo de amigos, edades y demás factores. Un espacio que te une con personas que no te encontrás en otro lado. El trabajo en equipo que permite la coordinación mancomunada de todas las áreas es algo excelente.”
Las nuevas generaciones van cambiando y creo que nos estamos sabiendo adaptar a ello. Lo más importante es la continuidad y el compromiso de transmitir todo lo que alguna vez nos enseñaron a nosotros.
Complicidad única, energía, risas interminables, horas de planificación, juntadas extra, la relación que se forma con las alumnas de diferentes edades. Todo esto pasa en el departamento de rikudim.
Agradecida de su familia, quienes la educaron en este camino de la vida judía y siempre le dieron la libertad de elegir, de sus Directores, Co morim, alumnos de quienes aprende constantemente y del Club quien además de poner un espacio físico, deposita confianza en todos nosotros. Romina está muy contenta y agradecida. “Me voy vuelta, miro hacia atrás y veo este camino con una gran sonrisa.”