12 de diciembre, 2019

Historia de mi familia:Moisés Zalcovitch Z´L y Dora Sukin Z´L
Cada familia tiene historias por contar, como un cuento que relata anécdotas y caminos de vida de nuestros antepasados. Hoy agregamos una nueva “historia de familia”, un proyecto que busca rendir homenaje a nuestras raíces compartiendo sus luchas, sus valores y su ejemplo. Animate a compartir la tuya. Mantener viva la memoria es la forma de eternizar los recuerdos. ¡Sumate!

Corría el año 1926 cuando mis padres Moisés Zalcovitch y Dora Sukin, junto a mi hermanita Sonia de 4 años, decidieron escapar de la ciudad de Kiev (Ucrania) cansados de las persecuciones diarias a las que los sometían los cosacos. Mi padre era sastre, y hacía trabajos de muy buena calidad y fina terminación; mi madre era ama de casa y también cosía, gente laboriosa que buscaba un futuro mejor en base al esfuerzo.

La vida se fue haciendo cada vez más difícil y los judíos buscaron el modo de salir de esta crítica situación. Fue así que un día concretaron su fuga hacia su salvación; caminaron procurando esconderse, se alimentaron con lo que encontraron, y llegaron finalmente al puerto.

Allí se embarcaron viajando en la bodega de un barco durante varios meses. Se dirigieron hacia Argentina, pues allí vivía una tía con la que se comunicaban. Mi madre tenía una hermana en Brooklin que también los había llamado, pero se decidieron por Argentina. Una vez en el país vinieron a Córdoba donde vivía mi pariente, y vivieron en calle Rivadavia al 600 donde también residían muchas familias paisanas.

Mi padre consiguió trabajo en “Sastrería Americana” de Ernesto Kanov, que se encontraba en calle San Jerónimo 255. La comida judía era una especialidad de mi madre: varenikes, higuerkes y herink eran insuperables.

Respecto de vivencias judías mis padres concurrían al Templo de Alvear, antes de la construcción del shil actual. Recuerdo que mi mamá compró un sitial en la planta alta; allí íbamos principalmente para las fiestas.

Como anécdota de esos tiempos tengo presente que mi madre iba a comprar pollos vivos en un corralón de calle San Martín y los llevaba a la calle Oncativo donde había un shojet (el rabino Nuzn Lerner, quien oficiaba los servicios religiosos) que los faenaba y luego los desplumaba para el consumo. Era algo muy habitual para las familias judías de entonces.

1
2

Quiero agradecer por permitirme recordar el pasado del cual vengo. Es muy bueno mantener vivas nuestras raíces, y que sean conocidas por las generaciones futuras.

 Tere de Ogorinsky

*Fotos de portada: Abajo (en los extremos de la mesa, mis padres). Arriba a la derecha mi esposo Pedro Ogorinsky, yo, junto a nuestros hijos Carlos y Alicia (Fabián no había nacido)

Nota al pie:

Mi abuelo falleció un año antes de que yo naciera, y según me contó mi mamá esa muerte fue el motivo de mi concepción. Mi nombre en hebreo es igual al suyo pero al revés (se llamaba Moishe Faibl y yo soy Fabián Moisés).

Mi abuela me tenía mucho afecto; vivía de grande en un departamento de un dormitorio en calle Tucumán, donde me llevaba a dormir a su cama que tenía unos respaldos labrados hechos especialmente para ella; también tenía un Samovar impecable que había traído de Ucrania, y siempre tenía cuentos para pintar y lápices de colores.

A mi abuela le gustaba que viajemos a Mar Chiquita para bañarnos en el barro del mar. Hacía unas masas con amapola que jamás en mi vida logré probar algo similar ni sentir un olor parecido. Me llevaba a la plaza San Martín a dar de comer a las palomas. Era una mujer de carácter fuerte pero conmigo muy amorosa.

Recuerdo que mi abuela se vestía con ropa que ella misma cosía de una gran calidad y prolijidad; y hacía las compras con una bolsa de cuero negro confeccionada por ella. Son recuerdos que me acompañarán por siempre.

 Fabián Ogorinsky

Envianos vos también la historia de tu familia a cultura@macabinoar.com.ar
Excepteur sint occaecat nulla cupidatat non proident, sunt in culpa qui officia deserunt mollit est laborum.