El gran ciclo “Pensando juntos” tuvo su último capítulo del año, y el espacio se cerró con creces. Durante varios meses, y con la organización del Centro Unión Israelita, Macabi Noar y la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, diferentes filósofos intercambiaron conocimientos con representantes de la comunidad judía para intentar generar grandes análisis acerca de variadas temáticas propuestas.
El encuentro final fue el jueves 16 de noviembre, en el CUI, y los invitados centrales fueron el flamante rabino Gabriel Pristzker junto al filósofo Eduardo Mattio. La temática propuesta esbozaba “sobre la felicidad”, y se convirtió en el disparador de una gran noche de ideas. Estuvo presente el Presidente del Centro Unión Israelita, Cdor. Hugo Waitman, junto a su esposa Miriam. Mario Polakov, coordinador del espacio, realizó la introducción antes de dar paso al desarrollo central de la noche.
Mattio comenzó la exposición, y eligió hacerlo desde el planteo de la idea de felicidad como una exigencia en la sociedad actual, contraponiendo esta visión a posturas más antiguas, como la aristotélica, que ligaba al hombre feliz con una vida de virtuosismo, no equiparada con riqueza o placer; “en la actualidad, la felicidad se separó de estas nociones, se transformó en el peor sentido de una promesa, es atribuida a la obtención de ciertos objetos o elementos”, explicó el primer invitado. Luego, se refirió a la temática del éxito y el fracaso, y a la oposición entre “derecho” y “deber”, en lo que respecta al concepto central de la noche. “¿Cómo trabajamos para abandonar el deber de ser felices y demandar el derecho a la felicidad?”, fue uno de los interrogantes que sugirió al público para que se sumen a la reflexión.
El rabino Gabi Pristzker inició su segmento con una pequeña anécdota de su infancia, en la que se recordó intentando acercarse a una mariposa, con la paradoja de que, al acercarse uno, la mariposa se echa a volar, pero si uno se queda quieto, es probable que venga sola a posarse en nuestro hombro. “La felicidad no debe ser buscada, sino que tiene que ser un derivado de algo anterior, una consecuencia de nuestros actos que vendrá a posarse sobre nosotros”, expresó en el inicio de su charla. Luego, a través de diferentes fuentes judaicas, como el milagro de la apertura de las aguas del Mar Rojo, el contenido del Salmo 136, los pasos del Seder de Pesaj, e incluso la utilización del tradicional “Shehejeianu”, invitò a la audiencia a analizar la importancia de los pequeños momentos no magníficos ni majestuosos de la vida, los cuales, sumados en un proceso, son los que nos ubican en el camino hacia la felicidad. “Parece difícil hablar del sentido de la vida, pero se vuelve más sencillo cuando lo encontramos en lo cotidiano, desde el trabajo, desde nuestros vínculos cercanos; una sucesión de pequeños hechos trascendentes es lo que puede llevarnos a ser felices”, concluyó el rabino para dar así lugar al espacio de preguntas, respuestas y opiniones por parte de los presentes.
Como si hubiera sido elegida para tal fin, la temática de la noche plasmó los resultados de otro excelente ciclo llevado a cabo en la Kehilá de Córdoba. Felicidad y satisfacción fueron las consecuencias de gratos encuentros mensuales que aportaron reflexiones profundas, nuevas ideas, y mucho conocimiento.
¡Felicitaciones a los organizadores de este espacio!