El pasado fin de semana 7, 8 y 9 de diciembre, el grupo Reguesh de rikudim de Macabi Noar, viajó a participar del festival Carmel de Sao Paulo, Brasil. Nuestra delegación conformada por 15 mujeres y su moré Marcelo Marianoff, disfrutaron de un excepcional fin de semana a puro rikudim Y sensaciones con delegaciones de muchas partes del mundo como Israel, Urugay, Brasil, entre otros. Compartimos con ustedes la experiencia de ellas
» Reguesh nació como una loca idea de armar un grupo de ex bailarinas con ganas de pertenecer a una Leaká nuevamente, con el objetivo de hacer coreografías como en las viejas épocas, y terminó conviertiéndose no sólo en eso, sino en un gran grupo de amigas y compañeras de vivencias, que compartimos la misma pasión por el Rikud. Cuando arracó el año, escuchamos con mucho entusiasmo la propuesta de Marcelo Marianoff de viajar a fin de año al Karmel de San Pablo. Al principio se hacía complicado pensar en dejar a nuestras familias e hijos, pero con el paso de los meses y el incentivo de nuestro moré, se fue concretando la idea, de a poco, averiguando, organizando, imaginando lo maravilloso que sería bailar en semejante escenario con tanto público, sin dejar de lado imaginar los momentos únicos y maravillosos que compartiríamos. Fue así que nos comprometimos con la idea, ensayamos y nos preparamos para viajar representando a Macabi Noar y a Argentina en San Pablo.
Desde el minuto cero fue increíble todo lo vivido. El avión, la llegada a Hebraica, encantarnos con aquella institución y disfrutarla. Al llegar disfrutamos de una hermosa cena de shabat junto al resto de las delegaciones de todo el mundo: Israel, México, Uruguay, Brasil, entre otros. Se respiraba judaísmo, durante todo el evento, música en cada rincón, la decoración y la comida. Cada detalle te recordaba porqué estabas allí.
Luego de un ensayo trasnoche, nos ubicamos en un gran salón dividido por carpas donde inflamos los colchones y nos acomodamos para dormir, el día siguiente era un día importante! Ibamos a bailar en el escenario mayor! La noche (al igual que las noches posteriores) transcurrió entre quejas por ruidosas leakot que poco dejaban dormir y un helado aire acondicionado , que hoy sólo quedan en una risueña anécdota.
Los días transcurrían entre Harkadot, paseos por la cuidad, pileta y ensayos, y por la noche del sábado y domingo presentaríamos las coreografías en 2 enormes teatros, en medio de vivencias, nervios y anécdotas inolvidables! Todo lo que imaginamos, se hizo realidad! Y más! Una experiencia increíble que deseamos repetir sin dudas!
Viajar a bailar en el Festival Karmel, fue un sueño hecho realidad. «
Laura Majlis
«Un viaje a la esencia: Sin importar el destino geográfico, aunque bello, haber tenido la oportunidad de volver a experimentar, rodeada de esta gran familia, mi comunidad, y en particular a un grupo con el cual comparto la pasión y el placer por el rikud, pude re-visitar la increíble sensación, que eriza la piel, de escuchar y cantar el Ha Tikva junto a hermanos judios de los más diversos lugares del mundo, compartir con ellos un Shabat, harkadot, la ansiedad de salir a escena y la inconfundible convicción de que el ser judío no solamente es un orgullo sino que se puede cristalizar y expresar de infinitas maneras, profundizando de esta forma la elección de integrar en cuerpo y alma mi judaísmo.»
Regina Bass
«La verdad se trato de un viaje muy lindo y emocionante que supero totalmente mis expectativas. Me habían comentado muchas sensaciones que se viven en ese festival, sin embargo nada se compara con la experiencia propia de cada uno. El hecho de compartir un escenario, harkadot y demás con personas que a pesar de no hablar el mismo idioma que nosotras, sI comparten la misma pasión, fue único. Las instalaciones del lugar estuvieron muy buenas y estuvimos cómodas en todo momento. A nivel grupal fue muy lindo, ya que compartimos, reímos y disfrutamos todas juntas a pesar de no ser todas muy amigas. Vivimos sensaciones como chicas de 17 años y eso es gracias Marce Marianoff que nos acompaña en todo momento y nos ayuda permanentemente. Es un excelente moré. El último espectáculo fue increíble, cantamos el hatikva todos juntos y unidos contagiando una sensación de pertenencia al judaísmo por todo el estadio. Estoy muy contenta y no puedo dejar de contarle al resto la hermosa experiencia. Solo aquel que lo vive lo entiende.»
Erica Ayi