No tenemos ninguna duda. Purim es el momento. Si queremos divertirnos, aprender, disfrutar en comunidad, y sacar nuestras más alegres melodías internas, lo repetimos, Purim es el momento. Y más aún, si la historia parece revivirse frente a nuestros ojos, en un castillo real, con una reina, habitaciones palaciegas y ambiente de reino festivo.
El Jag más alegre del pueblo judío no lleva ese mote por azar. Sólo con observar los rostros de todo aquel que se acerca a celebrar, con ver los disfraces y accesorios más divertidos y originales, se puede obtener una deducción con un denominador común: hay alegría, es Purim.
La Kehilá de Córdoba se reunió el miércoles 28 de febrero en el Castillo de la Reina Esther (Castillo del Chateau) y festejó Purim como corresponde. La actividad fue organizada por el Centro Unión Israelita y Macabi Noar.
El rabino Marcelo Polakoff (casi en pañales) se encargó de unir a toda la comunidad y recibir a los invitados del baile real.
A partir de allí, la historia se desarrolló bajo una consigna: 13 cosas que no se pueden dejar de hacer en Purim (un Bar Mitzvá de alegría indicaba el “checklist” que se repartió entre los invitados a la fiesta, a quienes se les indicó que no podían abandonar el lugar sin colocar cada uno de los “vistos” en la lista).
Las actividades cubrieron todas las posibilidades: los niños disfrutaron de otro castillo propio (el inflable), en una habitación podían tomarse fotos instantáneas, un salón mantuvo proyecciones alusivas a la festividad; subiendo 76 escalones, se alcanzaba la torre máxima del edificio, y quienes llegaban con un poco de aire, ¡podían tomarse una “selfie” con la Reina Esther en vivo! Por supuesto, el banquete no faltó para que se cumpla con una de las Mitzvot de Purim: pochoclo, algodón de azúcar, falafel del palacio “Jarif” en su versión “Food Truck”, y hasta una mesa con deliciosas Oznei Hamán que los más pequeños decoraron en el momento. Espacios de maquillaje, juegos didácticos, buena música judaica, y el castillo pareció ser de ensueños.
Otra de las tareas ineludibles del Jag, como es sabido, es la escucha de la historia de Purim, a través de la Meguilá. Esta vez, el relato fue actuado, con personajes muy pintorescos extraídos del público durante la narración. Por último, también se cumplieron las mitzvot restantes, aquellas vinculadas a la Tzedaká: Matanot Laevionim, por un lado, con una pushke comunitaria, y Mishloaj Manot, a través de innumerables delicias dulces que se llevaron los niños para luego compartir.
Grandes premios fueron sorteados, con la participación del Presidente del Centro Unión Israelita, Cdor. Hugo Waitman, y Gustavo “Tito” Serlin representando a Macabi Noar; luego de eso, llegó el gran baile del palacio: una harkadá coordinada por Dani Lansky, que puso en movimiento a las 200 personas que participaron de la hermosa noche.
Sueños hechos realidad entre las paredes de un gran castillo, así celebró Purim la Kehilá de Córdoba.
Agradecimientos especiales: a León Romano por las mochilas que fueron sorteadas; a Goyo Finkel por el cotillón; a Juan Pagano y todo el personal del Castillo del Chateau por la disposición y la colaboración; a los azkanim que organizaron la actividad: Moni Wior, Vale Dujovne, Eva Apfelbaum, Daniela Yurevich, Sarita Sosnowski, Sofía Romano, Susan y Aldo Chami; a Dani Lansky; y a todos los que espontáneamente se sumaron para dar una mano.
¡Jag Sameaj!